En un mundo lleno de arte y talento, unos y otros sobrevivimos de migajas de otros.
Unos velando por sus intereses personales sin ser capaces de ver las necesidades de otro y por ello pierden la oportunidad de crear un mundo mejor pues aquellos que arriesgan su ser mostrándose como son.
Éstos sólo pueden ser admirados por su valor y en tales ocasiones también por la expresión de una belleza que a otros nos es negado mas contamos con sentidos en nosotros desarrollados para ver la belleza en aquellas voces que armonizan, aquellas manos que transforman barro o mármol, o aquellos pequeños y fuertes dedos que han sido domados para crear las más bellas de las melodías que aquel momento invaden un recinto (tal vez) repleto de asistentes escuchando/viendo atentamente.
Unos gozosos por tener la oportunidad de exponer su arte, otros expectantes por aquello que desconocen aún van a ver o escuchar pero que en cuestión de segundos o minutos maravillados quedan y jamás sus almas vuelven a ser iguales después del encuentro mutuo y puro entre dos seres que comparten quieren aquella experiencia celestial.
La marca de tal experiencia imborrable queda. Unos olvidan y otros siguen adelante, otros nos quedamos por siempre en aquel momento que todo cambió para nosotros.
Tu, creador de arte, eres parte de mi mundo y yo, mortal común sin talentos aparentes, formo parte del tuyo pues sin quererlo, tu creación, tu arte, aquello que atreves a mostrar al mundo es lo que nos une eternamente por la conexión de un sentir común hablando un lenguaje común y universal: la música y el arte (en general).
Dedicado: a creadores y admiradores de arte (en cualquiera de sus formas).
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